Hace 20 años una página web se hacía directamente en html y cuando estaba lista su dueño preguntaba: “¿Y cómo actualizo la página?” Se generaban entonces tutoriales detallados para enseñar al dueño de la página a actualizar su contenido y publicarlo vía FTP. Pero descifrar el código era tan difícil y tan aburridor, que el nuevo dueño de la página web finalmente se veía obligado a pagar extra por cada actualización, o simplemente claudicaba y no actualizaba nunca más su página. Luego, a finales de los 90’s, las empresas desarrollaban sus propios manejadores de contenido y vendían las páginas web amarradas a su CMS propietario (Content Management System – Manejador de contenidos), con lo que se garantizaban varias “entradas” adicionales: además de la página, se vendía la administración del contenido y el hosting. Pero esto salía generalmente costoso, tanto que al final el cliente claudicaba y de nuevo la página quedaba desactualizada. Y si además se quería que fuera una página sofisticada e impactante visualmente, se hacía en flash, y ahí sí que era casi una “condena anticipada”: página hecha en flash equivalía a página automáticamente desactualizada por varios años.

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El tiempo ha pasado y vale la pena preguntarse: ¿cuál es el escenario hoy? Pues, por increíble que parezca, ¡es el mismo! Un cliente contrata una página web dinámica que normalmente ya incluye Manejador de Contenido (CMS), que es fácilmente actualizable, que no requiere meterle el diente al html, y que además permite la actualización de las animaciones de la página principal y la publicación ilimitada de audios y videos. El diseño causa gran emoción al interior de la organización que la publica, se fija una fecha y la nueva página web se lanza con bombos y platillos. Y a la vuelta de 3 meses, o menos, la página “cae en el olvido” y rápidamente se descubre que es una nueva página desactualizada. Pero, ¿por qué pasa esto?

Hay varias explicaciones, pero la más común tiene que ver con el recurso humano. La pregunta de hoy no es “cómo” se actualiza la página, sino “quién” lo hace. Y al final, resulta que nadie tiene tiempo, pues se convierte en una carga adicional para el responsable de la tarea. Es decir, además de todo lo que tiene que hacer, ¡le toca actualizar la página web! Para ello se capacita, toma cursos (o sigue su intuición según su experiencia en el manejo de Office) y apenas se lanza lograr actualizar la página. Pero al no hacerlo de manera continua, se encuentra a los dos meses con que no tiene ni idea de cómo hacer las actualizaciones, y como la mayoría de las páginas web existentes son de compañías que no dependen de ellas para sobrevivir porque no se dedican únicamente a la venta en línea, la página de nuevo queda desactualizada. Y al quedar desactualizada, se desaprovecha el inmenso potencial de esa maravilla de nuestra era llamada Internet.

Para evitar que esto le pase a usted, o a su compañía, le compartimos aquí nuestra receta para anti-desactualización de contenidos de las páginas web:

  • Antes de montar la página, o al menos antes de publicarla, defina una política editorial (contenidos y tiempo de actualización de la página), un responsable de generar el contenido por cada entrega y un responsable de la publicación. TIP: Tenga en cuenta que si la misma persona es la encargada de realizar las 3 actividades (definición política editorial, generación contenido y publicación), mayores son las posibilidades de desactualización.
  • Sea consecuente con sus capacidades de generación de contenido, pero no se autolimite por esto. Es decir, si no puede publicar semanalmente, no defina una política editorial de publicación semanal. Pero trate, dentro de lo posible, que haya una publicación mensual, o bimestral, o máximo trimestral, pero no más que eso.
  • Publique, pase lo que pase, periódicamente. Este es el mejor antídoto para la desactualización. Si usted definió que debía publicar cada 2 meses, entonces publique cada dos meses. Ni antes, ni después. Así, a la vuelta de 1 año, tendrá seis artículos de contenido propio que sus amigos habrán compartido y sus clientes habrán leído, y lo mejor, que Google habrá rastreado. TIP: Es mejor notar que en un año una página web tiene 6 publicaciones bimensuales; a ver una página que tiene 6 publicaciones entre el primer bimestre, ¡y luego nunca volvió a publicar nada el resto de año!
  • Aproveche sus publicaciones para atraer tráfico. Hable de temas que sean interesantes para su público objetivo, para sus clientes. Y hágalo en un lenguaje normal. Pero ofrezca valor con sus contenidos, de tal manera que haya valido la pena leerlos. Y si eso implica soltar un par de secretos de su negocio, hágalo. A la vuelta de unas semanas se sorprenderá de saber que fue eso, y no otra cosa, lo que ayudo a su nuevo cliente a decidirse por usted.
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Esta receta de anti-desactualización de contenidos es sencilla y fácil de implementar. Pero son muy pocas organizaciones las que logran llevarla a cabo con éxito. Así que si usted es uno de lo que no lo lograron en el pasado, y no quieren echarlo a perder esta vez tampoco, lo invitamos a que considere seriamente la posibilidad de que un profesional le ayude con esta tarea de actualización y gestión de sus contenidos web. Será la única manera de garantizar la sostenibilidad de su iniciativa, y de ver los frutos del esfuerzo y los recursos invertidos en su proyecto web.

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