Vamos a poner el caso concreto: El jefe A una mañana le dice a su empleado B: Necesitamos una página web. B contesta: Ok, y ¿quién se va a encargar de eso? El jefe con su mirada le contesta. B entiende: “Ah, yo… ¡cuente con eso jefe!”. B asume la tarea de forma desprevenida y lo primero que piensa es: “Fácil, le digo al de Sistemas que se encargue y ya”. ¡PRIMER ERROR! B pronto descubrirá que el de sistemas no es la persona ideal para encargarse del proyecto. “Pero si eso es un tema de tecnología” piensa B, pero está errado. Las páginas web eran un tema de tecnología, fueron hace muchos años un tema de tecnología. Hoy las cosas han cambiado. La página web es siempre responsabilidad, en primera instancia, de comunicaciones. Y en segunda instancia, de mercadeo. Y en tercera instancia, de ventas. Y en cuarta o quinta instancia, de gerencia, de planeación,  de recursos humanos. Y mucho más lejos en la lista, de sistemas.

B finalmente lo entiende y se habla con Comunicaciones: “Necesitamos una página web. Y la necesitamos para el lunes”, le dice B a C, la líder del tema en la empresa. ¡SEGUNDO ERROR! C se encarga de comunicar a B que las páginas web han escalado su importancia en las compañías. Que ya no se trata de montar cualquier cosa rápidamente. Que la presencia en Internet es fundamental para la marca. Que se está construyendo una identidad digital. “¿Una qué…?”, piensa B en silencio.

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Entonces C se pone a la tarea inicial de mirar cómo son las páginas web de la competencia y a determinar el objetivo de la página web de su empresa. Estando en esas, le pregunta a B: “¿La página la usaremos principalmente para vender, para posicionarnos, para comunicarnos con los clientes y distribuidores, para hacer los lanzamientos de productos, para manejar el servicio al cliente…?”. “Pues… obvio… ¡para todo!”, asegura con confianza B. ¡TERCER ERROR! Es cuando aparece D, la de mercadeo, que instruye a B acerca de la segmentación de usuarios, de la escogencia adecuada del público, de los nichos y de un montón de cosas más que B ni sabía que existían. C la complementa: “Internet es el medio de la personalización por excelencia”. B no lo discute, pues tanto Comunicaciones como Mercadeo parecen convencidísimos de lo que dicen.

En el curso del montaje de la página, B se sorprende porque nota que todo el mundo en la compañía empieza a tener que ver con la página web. Inclusive, un día le comenta a C: “tanto pereque con la página para saber que nadie la va a ver porque todo el mundo anda en Facebook… ”. ¡CUARTO ERROR! Subestimar el alcance de Internet es un claro síntoma de la edad avanzada. Se nota que B no es millenial, y no entiende el alcance fantástico de las redes. En lugar de olvidarlas, B debería ubicarlas en el primer plano de sus estrategias, con la página web como el eje de su estrategia digital.

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B ha conseguido sortear el requerimiento del jefe A y en un par de meses está logrando su cometido. Ya tiene lista la fecha de salida al aire de la página web y cuenta los días con los dedos mientras escribe un e-mail a un colaborador con esta confidencia: “Solo espero que se publique esa página para olvidarme de eso y pasar a otro proyecto…”. ¡QUINTO ERROR! La página web recién hecha es un canal de comunicación muy valioso, que poco a poco irá perdiendo su fortaleza si: 1) no se actualizan periódicamente sus contenidos -homepage, servicios y productos, blog, datos de contacto-; 2) si no se le da publicidad tanto interna como externa; y 3) no se mantiene técnicamente al día -sobre todo si la hizo sobre alguna plataforma popular de manejo de contenidos como WordPress, Joomla o alguna similar-.

Finalmente se lanza la página y el jefe A le dice a B: “¡Muy bien B! Excelente trabajo. Queda a cargo de la página web”. Y B, que asumió el reto con ligereza y terminó convirtiéndose un experto en el asunto de las páginas web, se siente complacido también. Al fin y al cabo, logró sortear la apuesta, se asesoró bien y no cometió los 5 errores principales que las empresas cometen al hacer su página web. Claro que B palidece cuando su jefe le asigna su siguiente misión: “Muy bien B, ¿y cómo vamos con el tema de las redes sociales?”.

Recordemos entonces los 5 errores principales:

  1. Las páginas web eran un tema de tecnología, fueron hace muchos años un tema de tecnología
  2. Ya no se trata de montar cualquier cosa rápidamente
  3. ¿La página la usaremos principalmente para vender, para posicionarnos, para comunicarnos con los clientes y distribuidores, para hacer los lanzamientos de productos, para manejar el servicio al cliente…?”. “Pues… obvio… ¡para todo!
  4. Subestimar el alcance de Internet es un claro síntoma de la edad avanzada
  5. La página web recién hecha es un canal de comunicación muy valioso, que poco a poco irá perdiendo su fortaleza si: 1) no se actualizan periódicamente sus contenidos -homepage, servicios y productos, blog, datos de contacto-; 2) si no se le da publicidad tanto interna como externa; y 3) no se mantiene técnicamente al día

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